viernes, 17 de febrero de 2017

VENUS Y MATE

Obra de Sandro Botticelli, 1483, temple sobre tabla, National Gallery, Londres

La escena representa a Venus contemplando a su esposo, Marte, en el abandono del sueño. Esta iconografía está tomada de Luciano y, teniendo en cuenta las dimensiones y la forma del cuadro, es posible que estuviese previsto instalarla en un mueble de madera fijo de una habitación; se ha planteado incluso que estuviese destinado a un miembro de la familia Vespucci, por la presencia, detrás de Marte, de un nido de avispas. 
La pintura se ha interpretado, efectivamente, como una alegoría matrimonial, en la cual el Amor, personificado por Venus, tendría el poder de amansar también el espíritu belicoso, la personificación del cual es Marte. La composición se basa en la acertada oposición de los dos personajes: la diosa totalmente vestida y peinada, con los pliegues del vestido que se arrugan sobre el cuerpo y caen blandamente como los agitados rizos del cabello; el dios, por el contrario, desnudo y escultórico. Entre los amantes, los pequeños sátiros juegan con las armas, como cuenta Luciano en sus Diálogos. La postura tendida de ambos dioses procede tal vez de un sarcófago antiguo en el cual estaban representados Baco y Ariadna en actitudes análogas. Una lectura iconográfica en clave neoplátonica reconoce en venus a la Humanitas, es decir, el grado más elevado de la evolución humana, que ejerce su dominio sobre la fuerza de la discordia.

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