Retrato de Cecilia Gallerani, realizado por Leonardo da Vinci, 1488-1490, óleo sobre tabla. Czartoryski Museum, Cracovia. En el ángulo superior izquierdo, la inscripción apócrifa
"LA BELE FERONIERE LEONARD DA VINCI"
El príncipe adam Czartoryski había adquirido este magnífico retrato hacia finales del siglo XVIII para regalarlo a su mujer, Isabel, que tenía una especie de museo privado, denominado la "Casa gótica", en el castillo de Pulawy. Atribuido en el pasado a Ambrogio di Predis, hoy ya no se pone en duda la paternidad vinciana, al igual que se acepta la teoría de que la dama retratada sea Cecilia Gallerani, a la cual aludiría el armiño, galé en griego. Cecilia, nacida en 1465, era hija de Fazio Gallerani, noble milanés y poderoso terrateniente. La joven tenía dieciséis años y era huérfana cuadno su amante; el duque Ludovico, le regaló la finca de Saronno. Por su belleza, su ingenio y sus prendas espirituales se situó en el primer plano de la corte milanesa, pero cuando su duque tomó esposa, Gallerani se casó con el conde Bergamini de Cremona y se estableció en Milán, en el palacio de Broletto.
El retrato fue celebrado por un soneto de Bellincioni, que murió en 1492, y fue mostrado por la propia retratada, en 1498, a Isabella d'Este, a fin de que la culta marquesa de Mantua pudiera comparar la manera de pintar de Leonardo con la de de Giovanni Bellini. Gallerani, en su correspondencia con Isabella, le hacía presente que en la época del retrato era "muy imperfecta" y que a la sazón había cambiado mucho.
La torsión del busto parece producirse en el momento en el que se mira el cuadro; también el armiño dirige la mirada en la misma dirección que la mujer, cuyo manto está trazado pelo a pelo,; el animalito parece casí espantado, pero la mano de la mujer, de una lúcida anatomía, lo tranquiliza. Gracias a los rayos X se ve que detrás del hombro izquierdo de la joven hubo antiguamente pintada una ventana; ése es el motivo de la luz tan intensa y del efecto del reflejo que hoy vemos.
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