lunes, 6 de febrero de 2017

MADONNA BENOIS


Virgen con el Niño, ejecutada por Leonardo da Vinci, hacia 1478-1482, 
óleo sobre tabla pasado a lienzo, Museo del Ermitage, San Petersburgo.

Tal vez identificable con una de las dos Vírgenes empezadas por Leonardo en 1478 y llevadas adelante en los años posteriores, antes de trasladarse a Milán en 1482. de estas dos "Vírgenes Marías" se conserva el recuerdo en un folio, conservado en los Uffizi, que contiene la anotación autógrafa. Esta tablita fue adquirida por el comerciante Sapoznikov en Astracán en 1824 y posteriormente estuvo en posesión de la familia Benois, de donde le viene el nombre por el que es universalmente conocida. Se encuentra en el Ermitage sólo desde 1914.

Es ésta una obra de transición, una divisoria entre el Leonardo florentino , anclado en las enseñanzas de Verrochio, y sus producciones lombardas. Es ciertamente evidente en la composición una superación de los esquemas juveniles aprendidos en el taller de Florencia. Las dos figuras, la Madre y el Hijo, construidas con arreglo a directrices espaciales oblicuas y contrapuestas, están sabiamente concatenadas entre sí, con la florecilla a modo de recurso de unión gestual. Los tiernos ademanes de las manos y las miradas absortas de los dos protagonistas hacen la escena íntima y familiar. El uso del color, con el que se juega en tonos modulados, y la luz cálida dan lugar a un redondeamiento de las formas, a un contorno sfumato y mórbido de las figuras que hace como si éstas poseyeran vida y movilidad en el espacio atmosférico que las contiene. Son absolutamente nuevas la expresión vivaz y cautivadora de la Virgen y el contorno de su rostro como un triángulo invertido, preludo del que dará al ángel de la Virgen de las rocas del Louvre, en la cual esta nueva tipología será ulteriormente refinada y perfeccionada. 

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