Obra de Titoretto, 1577-1578, óleo sobre lienzo, Palacio Ducal, Venecia.
Representa "a Ariadna, hallada por Baco en la playa, coronada por Venus con áurea corona, declarándola libro y sumándola al número de las imágenes celestes" con el fin de representar "a Venecia, nacida en una playa de mar, no sólo abundante en todo bien terrestre merced a la celeste gracia sino también coronada con corona de libertad por la divina mano, cuyo dominio está escrito con letras eternas en el cielo". La explicación del cuadro que ofrece Carlo Ridolfi en 1648 se inserta plenamente en la temática desarrollada en las tres pinturas que junto con ésta adornaban el Atria Cuadrado del Palacio Ducal del Venecia, la estancia dedicada a sala de espera para las personalidades que aguardaban ser admitidas a presencia de los senadores o de los miembros del colegio. Los lienzos eran celebraciones políticas concebidas para glorificar el concepto de unión y concordancia, pero, como se ha supuesto, tienen también un significado cosmológico que vincula a cada una de ellas con una de las Estaciones representadas en el techo. Esta representaría las nupcias simbólicas de Venecia con el mar Adriático, que se renuevan cada año con gran fasto el día de la Ascensión, pero también la estación del otoño, a la que aluden la corona de pámpanos de Baco y el elemento del fondo marino, el agua.
Como sucede en los otros tres lienzos de la sala, la composición coloca las figuras, pocas y monumentales, en actitud elegantemente dinámicas. El movimiento rítmico que caracteriza a los tres personajes se origina en el encuentro de sus manos, justo en el centro de la composición.
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