Obra de Vermeer, hacia 1667, óleo sobre lienzo, The Frick Collection, Nueva York
El cuadro descrito en el inventario Dessius como "Una joven dama a la que una camarera le entrega una carta" podría ser éste o bien otro más tardía que ilustra el mismo tema. Esta confusión ha complicado también la reconstrucción de su trayectoria por las colecciones decimonónicas, ahora sin embargo aclarada.
En el cuadro, Vermeer representó a una joven sirvienta que lleva una carta a su ama: la señora, que evidentemente estaba escribiendo, deja la pluma en la mesa y reacciona con sorpresa. La actitud de la criada, que se inclina hacia delante y parece hablar, y el gesto de la mujer, que se lleva la mano a la cara, confieren a la escena una cualidad dramática inédita en la obra vermeeriana. El tema de la carta fue abordado tres veces por Vermeer en su producción madura; es evidente que en estos casos la introducción de la sirvienta determinó una interpretación en clave narrativa del asunto, el cual anteriormente, por el contrario, siempre se había desarrollado en términos de callada reflexión.
El artista sitúa la escena ante un fondo oscuro y uniforme, este recurso, inédito en una composición de ambiente doméstico, se repite en dos cuadros con cabezas de muchachas, en las cuales fue similarmente utilizado para dar realce a las figuras. La luz fría que ilumina el rosto de la señora se halla muy próxima a la de la Muchacha del velo, que se puede fechar en 1666. Se observa el fuerte claroscuro en la manga de raso amarillo, tan distinto de los delicados medios tonos de la Muchacha escribiendo una carta, poco anterior; su representación es próxima a la que se ve en el Geógrafo, de alrededor de 1668, al que recuerda también la actitud dinámica del personaje.
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