Obra de Rembrandt, de 1655. Oleo sobre tela, lo podemos ver en el National gallery, Londres.
También conocida como Hendrickje bañándose en el río, los colores del artista se apagan en una paleta de tonos suavizados, armonizados con los tonos oscuros, la figura parece salir de la sombra, dibujada por los blancos del vestido que se adhiere a su cuerpo, y por los tonos claros de la carne, en sus diferentes matices, para dirigirse al espectador, en na luz espectral que viene de lo alto.
Los amarillos dorados y los rojos de la ropa puesta detrás de ella reslatan la sencillez de su actitud y de su vestido blanco, levantado en un gesto gracioso.
Y otra vez causa asombro la capacidad de Rembrant para crear, con tanta naturalidad y simplicidad, la imagen que le sedujo y que trató con amplios empastes luminosos, haciéndola surgir de la oscuridad...¿de la realidad o de la imaginación?
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