Obra de Andrea Mantegna, 1486-1492, temple sobre lienzo, Hampton Court, The Royal Collection. Londres
Las nueve telas que representan los Triunfos de César, hoy en Hampton Court, fueron pintadas por Mantegna al temple sobre lino entre 1486 y 1492. Los documentos relativos a la obra indican que fue el joven marqués Francesco II, sucesor de su padre, Federico Gonzaga, en 1484, quien encargó la obra, cuyo asunto resulta adecuado para este condotiero, casi exclusivamente dedicado a las empresas bélicas y a los ejercicios caballerescos.
En su evocación de los grandes cortejos de Roma que se celebraban al retornar el ejército de la batalla, los nueve Triunfos reproducen el carácter imponente de aquellos eventos y, por medio de las actitudes de los personajes y de la organización perspectívica, escorzada desde abajo, de las figuras, muestra el aire dinámico de la procesión, justificando la hipótesis de una función casi teatral o de desfile de los lienzos, pero también en relación con la supuesta colocación de éstos en un ancho y largo pasillo que viene después de la Cámara Picta. El gusto anticuario desplegado en los Triunfos de César no se explica como una reconstrucción analítica de panoramas y elementos de la antigua Roma, sino que unos conocidos testimonios de la antigüedad romana, como las armaduras, los Dióscuros, el Coliseo o algunos relieves de Ara Pacis, son integrados con las reelaboraciones cuatrocentescas a la antigua o invenciones del artista según el gusto, filológica y literariamente romanizante, puesto a punto por las producciones literarias debidas a los intelectuales que gravitaban en torno a Mantegna. La referencia a la literatura y a los textos antiguos que describen el triunfo clásico halla su correlato en la Historia romana de Apiano y a este correlato, que por lo demás describe el triunfo de Escipión en vez del de César; se une otras referencias textuales a Suetonio, Plutarco o Plinio, alternados con motivos iconográficos de tradición antigua.
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