La Piedad del Vaticano o Pietà es
un grupo escultórico en mármol realizado por Miguel Ángel entre 1498 y 1499. Esta
obra es de bulto redondo.
La Virgen María, joven, bella y
piadosa, cuyas vestiduras se expanden con numerosos pliegues, sostiene a Cristo
muerto y que, intencionadamente, aparenta mayor edad que la madre, en una
composición triangular sosegada, llena de ternura y que muestra el dolor de una
madre al ver a su hijo muerto en sus brazos. La juventud de la Virgen María es
muestra del idealismo renacentista: se trata de representar el ideal de belleza
y juventud, una madre eternamente joven y bella. La obra fue encargada por el
cardenal de Saint Denis, Jean Bilhères de Lagraulas, benedictino, embajador del
monarca francés ante la Santa Sede, al que el autor conoció en Roma. El
contrato entre el cardenal y el artista se firmó el 26 de agosto de 1498, y en
él se estipulaba, además del pago de 450 ducados de oro, que habría de estar
terminada antes de un año, y en efecto, dos días antes de cumplirse el plazo la
obra maestra ya estaba terminada, cuando el cardenal había muerto unos días
antes, por lo que su primer emplazamiento fue sobre la propia tumba del prelado
en la Capilla de Santa Petronila del Vaticano. La Piedad fue trasladada entre
el año 1749 y 1750 a su ubicación actual en la Basílica de San Pedro, la
primera capilla a la derecha.
Fue la primera vez que el artista
abordaba este tema iconográfico, luego repetido a lo largo de su vida con
diversos tratamientos, que ponen de manifiesto su evolución artística y
espiritual. La última de esta serie de Piedades sería la denominada Piedad
Rondanini, que dejó inacabada al caer enfermo y morir, y cuyo patetismo, que
anticipa el barroco, nada tiene que ver con la serenidad clásicamente
renacentista de esta obra de juventud.
Cuando la obra fue finalizada y
entregada, algunos pusieron en duda que hubiera sido Miguel Ángel el verdadero
autor de la misma, dudando de él por su juventud. Al enterarse, Buonarroti, en
un arranque de furia, grabó a cincel su nombre en la escultura, siendo esta la
única obra firmada del artista. En la cinta que cruza el pecho de la Virgen
puede leerse: “Michael A[n]gelus Bonarotus Florent[inus] Facieba[t]”.
En esta escultura predominan las
armonías de contraste. Hay tres:
Primera armonía: Los ejes del
cuerpo de Jesús (líneas quebradas) se contraponen a los pliegues curvilíneos y
angulados de los vestidos de la Virgen María.
Segunda armonía: El brazo derecho
de Jesús cae inerte. Este se contrapone al brazo izquierdo de la Virgen, que
está lleno de vida y conmiseración.
Tercera armonía: Los pliegues de
la Virgen con oquedades forman contrastes de claroscuro. Estos se contraponen a
las superficies claras y lisas del cuerpo de Jesús, expresados en
"sfumato".
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