La familia de Felipe V es un
cuadro de Louis Michel van Loo, pintado en 1743, que representa al rey Felipe V
de España con su familia. Los personajes del retrato se dividen en tres grupos.
A la izquierda están el príncipe Fernando y su esposa Bárbara con la infanta
Mariana Victoria, esposa de José I de Portugal. El grupo central lo integra el
rey y la reina Isabel de Farnesio, apoyada en el cojín que sostiene la corona,
símbolo inequívoco de su gran poder. En medio de ellos aparece su hijo el
Cardenal-Infante don Luis, más tarde conde de Chinchón, a lado de los monarcas
se encuentran el duque Felipe I de Parma y su esposa Luisa Isabel de Borbón,
hija de Luis XV.
En el suelo juegan las infantas
Isabel de Borbón-Parma (derecha) y María Isabel Ana de Borbón (izquierda),
nietas de los reyes, siendo hijas de los infantes Felipe y Carlos
respectivamente. Por último, en el lado derecho de la composición se encuentran
el infante Carlos, por entonces rey de Nápoles y Sicilia, y su esposa María
Amalia de Sajonia, con las infantas María Teresa Rafaela (esposa del delfín de
Francia, Luis) y María Antonia Fernanda, futura reina consorte de Cerdeña. en
una breve mirada a la obra se puede observar a prácticamente toda la familia de
Felipe V.
La llegada de Van Loo coincidió
con un cambio de estilo artístico en España, pues Felipe V, francés, introdujo
varios aspectos del barroco galo. La retratística española, en la línea de
Velázquez y Sánchez Coello, fue sustituida por un estilo colorista, recargado y
lleno de detalles.
Un amplio y teatral conjunto de
cortinas rojas enmarca un balcón, donde una orquesta interpreta un concierto.
Mientras, el rey y su familia escuchan la música en un amplio salón que da paso
a un jardín.
Van Loo realiza con extremo
detalle las telas y los adornos de los personajes, elementos inspirados en la
escuela flamenca. El pintor goza de todas las confianzas de Felipe V, pues supo
sintetizar el estilo oficial, con reminiscencias de Rubens y Van Dyck, con un
sello adulador clásico del rococó francés. Además, el artista capta las
emociones y los rasgos psicológicos de los personajes. En palabras de Juan J.
Luna, «se busca la representación de la majestad regia con los atributos que le
pertenecen, el sentido de gloriosa continuidad dinástica y la pompa que rodea
su poderío, expresada con suntuosa fastuosidad».
Fue una obra preparada durante
muchos años, como evidencian varios bocetos que se conservan en la Real
Academia de Bellas Artes de San Fernando. Al respecto, Van Loo introdujo
algunos cambios: la infanta María Antonia, en lugar de estar en primer plano,
se situó detrás de la esposa de Carlos III y el espacio central se rellenó con
las nietas de Felipe V.
Es la gran obra de Van Loo, que
marca su realización como retratista y le permite forjar su propio estilo, que
bebe de las aportaciones de Hyacinthe Rigaud, Pierre Mignard y la escuela
italiana.
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