lunes, 13 de marzo de 2023

El recién nacido


 

El recién nacido (en francés, Le Nouveau-né), es una de las pinturas más conocidas del pintor francés Georges de La Tour. Está realizado en óleo sobre lienzo. Es una obra que data del periodo 1645-1648. A veces es conocida esta obra con el título de La Natividad, pues se trata de un cuadro enigmático del que no se sabe si representará el nacimiento de Jesucristo, con la Virgen María, el Niño Jesús y Santa Ana. Es usual en Georges de La Tour tratar los temas religiosos como si se tratara de una escena de género.

La composición es sencilla: dos mujeres, una de frente y otra de perfil, y en brazos de la primera un recién nacido. Una luz rojiza ilumina los rostros, dejando en penumbra el resto del cuadro. Sólo la cabeza del niño y el pecho de la mujer de perfil están iluminados con color blanco.

miércoles, 8 de marzo de 2023

Los poetas contemporáneos. Una lectura de Zorrilla en el estudio del pintor


 

Los poetas contemporáneos. Una lectura de Zorrilla en el estudio del pintor es un óleo sobre lienzo del pintor romántico español Antonio María Esquivel. Fue pintado en 1846 y se encuentra en el Museo del Prado de Madrid (España).​ Fue concebido por su autor como un mosaico iconográfico de los círculos de poder del parnaso isabelino.

Este cuadro, considerado el más famoso de Esquivel y escaparate del Romanticismo español, se presentó en 1846 en la exposición anual de la Real Academia de San Fernando. Aparecen posando los principales representantes de la literatura del romanticismo en España, con motivo de una imaginaria reunión, y como reflejo de uno de los más influyentes círculos artísticos madrileños, el Liceo Artístico y Literario, frente al todopoderoso clan Madrazo. La escena se enmarca en el estudio del pintor, un salón iluminado por la luz lateral de un gran ventanal, y las paredes, imitando quizá las antiguas galerías de colecciones privadas, aparecen cubiertas, de una forma casi abigarrada, con lienzos, algunos pintados por el propio Esquivel y pertenecientes a su colección particular, obra de maestros de la pintura española. Entre los temas o motivos se reconocen el Juicio Final, Colón ante los Reyes Católicos, el Martirio de San Andrés, y una Inmaculada.​ Junto a las esculturas, a ambos lados, hay dos retratos destacados, el Duque de Rivas a la izquierda y Espronceda a la derecha, objeto quizá de la lectura, como homenaje póstumo.

Imitando el esquema de gabinete del barroco flamenco, la minuciosa descripción de los personajes convocados queda centrada doblemente por el poeta y dramaturgo José Zorrilla, que lee unas cuartillas, y por el propio pintor que se autorretrata ante el caballete, provisto de paleta y pincel. Una cartela que acompaña al cuadro, permite identificar a sus protagonistas:​

Los nueve personajes sentados son, de izquierda a derecha, Juan Nicasio Gallego, Antonio Gil y Zárate, Bretón de los Herreros, Antonio Ros de Olano, Francisco Javier de Burgos, Francisco Martínez de la Rosa, Ramón de Mesonero Romanos, el duque de Frías y Agustín Durán.

También de izquierda a derecha, parados en pie, posan: Ferrer del Río, Hartzenbusch, Rodríguez Rubí, Gil y Baus, Rosell, Flores, Bretón de los Herreros, González Elipe, Escosura, el conde de Toreno, Pacheco, Roca de Togores, Pezuela, el duque de Rivas, Tejado, Amador de los Ríos, Carlos García Doncel, el mencionado José Zorrilla leyendo, Güel y Renté, Fernández de la Vega, Ventura de la Vega, Luis de Olona, el propio pintor, el actor Julián Romea, Manuel José Quintana, José María Díaz, Campoamor, Manuel Cañete, Pedro de Madrazo y Kuntz, Fernández Guerra, Cándido Nocedal, Romero Larrañaga, Asquerino y Manuel Juan Diana.


domingo, 5 de marzo de 2023

La Piedad del Vaticano o Pietà

 


La Piedad del Vaticano o Pietà es un grupo escultórico en mármol realizado por Miguel Ángel entre 1498 y 1499. Esta obra es de bulto redondo.

La Virgen María, joven, bella y piadosa, cuyas vestiduras se expanden con numerosos pliegues, sostiene a Cristo muerto y que, intencionadamente, aparenta mayor edad que la madre, en una composición triangular sosegada, llena de ternura y que muestra el dolor de una madre al ver a su hijo muerto en sus brazos. La juventud de la Virgen María es muestra del idealismo renacentista: se trata de representar el ideal de belleza y juventud, una madre eternamente joven y bella. La obra fue encargada por el cardenal de Saint Denis, Jean Bilhères de Lagraulas, benedictino, embajador del monarca francés ante la Santa Sede, al que el autor conoció en Roma. El contrato entre el cardenal y el artista se firmó el 26 de agosto de 1498, y en él se estipulaba, además del pago de 450 ducados de oro, que habría de estar terminada antes de un año, y en efecto, dos días antes de cumplirse el plazo la obra maestra ya estaba terminada, cuando el cardenal había muerto unos días antes, por lo que su primer emplazamiento fue sobre la propia tumba del prelado en la Capilla de Santa Petronila del Vaticano. La Piedad fue trasladada entre el año 1749 y 1750 a su ubicación actual en la Basílica de San Pedro, la primera capilla a la derecha.

Fue la primera vez que el artista abordaba este tema iconográfico, luego repetido a lo largo de su vida con diversos tratamientos, que ponen de manifiesto su evolución artística y espiritual. La última de esta serie de Piedades sería la denominada Piedad Rondanini, que dejó inacabada al caer enfermo y morir, y cuyo patetismo, que anticipa el barroco, nada tiene que ver con la serenidad clásicamente renacentista de esta obra de juventud.

Cuando la obra fue finalizada y entregada, algunos pusieron en duda que hubiera sido Miguel Ángel el verdadero autor de la misma, dudando de él por su juventud. Al enterarse, Buonarroti, en un arranque de furia, grabó a cincel su nombre en la escultura, siendo esta la única obra firmada del artista. En la cinta que cruza el pecho de la Virgen puede leerse: “Michael A[n]gelus Bonarotus Florent[inus] Facieba[t]”.

En esta escultura predominan las armonías de contraste. Hay tres:

Primera armonía: Los ejes del cuerpo de Jesús (líneas quebradas) se contraponen a los pliegues curvilíneos y angulados de los vestidos de la Virgen María.

Segunda armonía: El brazo derecho de Jesús cae inerte. Este se contrapone al brazo izquierdo de la Virgen, que está lleno de vida y conmiseración.

Tercera armonía: Los pliegues de la Virgen con oquedades forman contrastes de claroscuro. Estos se contraponen a las superficies claras y lisas del cuerpo de Jesús, expresados en "sfumato".


jueves, 2 de marzo de 2023

La familia de Felipe V


 

La familia de Felipe V es un cuadro de Louis Michel van Loo, pintado en 1743, que representa al rey Felipe V de España con su familia. Los personajes del retrato se dividen en tres grupos. A la izquierda están el príncipe Fernando y su esposa Bárbara con la infanta Mariana Victoria, esposa de José I de Portugal. El grupo central lo integra el rey y la reina Isabel de Farnesio, apoyada en el cojín que sostiene la corona, símbolo inequívoco de su gran poder. En medio de ellos aparece su hijo el Cardenal-Infante don Luis, más tarde conde de Chinchón, a lado de los monarcas se encuentran el duque Felipe I de Parma y su esposa Luisa Isabel de Borbón, hija de Luis XV.

En el suelo juegan las infantas Isabel de Borbón-Parma (derecha) y María Isabel Ana de Borbón (izquierda), nietas de los reyes, siendo hijas de los infantes Felipe y Carlos respectivamente. Por último, en el lado derecho de la composición se encuentran el infante Carlos, por entonces rey de Nápoles y Sicilia, y su esposa María Amalia de Sajonia, con las infantas María Teresa Rafaela (esposa del delfín de Francia, Luis) y María Antonia Fernanda, futura reina consorte de Cerdeña. en una breve mirada a la obra se puede observar a prácticamente toda la familia de Felipe V.

La llegada de Van Loo coincidió con un cambio de estilo artístico en España, pues Felipe V, francés, introdujo varios aspectos del barroco galo. La retratística española, en la línea de Velázquez y Sánchez Coello, fue sustituida por un estilo colorista, recargado y lleno de detalles.

Un amplio y teatral conjunto de cortinas rojas enmarca un balcón, donde una orquesta interpreta un concierto. Mientras, el rey y su familia escuchan la música en un amplio salón que da paso a un jardín.

Van Loo realiza con extremo detalle las telas y los adornos de los personajes, elementos inspirados en la escuela flamenca. El pintor goza de todas las confianzas de Felipe V, pues supo sintetizar el estilo oficial, con reminiscencias de Rubens y Van Dyck, con un sello adulador clásico del rococó francés. Además, el artista capta las emociones y los rasgos psicológicos de los personajes. En palabras de Juan J. Luna, «se busca la representación de la majestad regia con los atributos que le pertenecen, el sentido de gloriosa continuidad dinástica y la pompa que rodea su poderío, expresada con suntuosa fastuosidad».

Fue una obra preparada durante muchos años, como evidencian varios bocetos que se conservan en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Al respecto, Van Loo introdujo algunos cambios: la infanta María Antonia, en lugar de estar en primer plano, se situó detrás de la esposa de Carlos III y el espacio central se rellenó con las nietas de Felipe V.

Es la gran obra de Van Loo, que marca su realización como retratista y le permite forjar su propio estilo, que bebe de las aportaciones de Hyacinthe Rigaud, Pierre Mignard y la escuela italiana.


miércoles, 1 de marzo de 2023

La Virgen y el Niño con la corona de espinas y tres clavos

 



La Virgen y el Niño con la corona de espinas y tres clavos es una obra del pintor Alessandro di Mariano di Vanni Filipepi, más conocido como Sandro Botticelli.

La Virgen, con la mirada hacia el espectador y como es habitual en las pinturas de Botticelli, lleva un vestido rojo y sobre este porta un manto azul que la cubre desde la cabeza y hombros, y en el cual se observa una estrella en el hombro izquierdo. El Niño Jesús, quien se encuentra desnudo, es cobijado con un paño adornado con múltiples líneas y motivos de colores azules y dorados; está rodeado por las manos de su madre. Ambas figuras portan nimbos dorados sobre sus cabezas.​ En cuanto a la composición, las manos de María, en horizontal, aportan equilibrio al cuerpo del niño que fue plasmado en una fuerte línea en diagonal. Lo que destaca en esta pintura es que el artista florentino plasmó en la mano izquierda del Niño Jesús una corona de espinas y los tres clavos con que fue crucificado Cristo. Estos dos elementos forman parte de la iconografía de las Armas Christi o símbolos pasionarios, los cuales remiten al episodio de la Pasión de Cristo, pero en este caso al acompañar al niño, se convierte en una representación de la vocación redentora de Jesús y un vaticinio del sacrificio que hará unos años más tarde para la salvación de los hombres. También es de destacar que para esta pintura, así como en los lienzos más conocidos de Botticelli, la modelo para la representación de la Virgen fue Simonetta Vespucci, quien había muerto un año antes de tuberculosis.