miércoles, 28 de junio de 2023

Autorretrato de Rubens con su esposa

 



Autorretrato con su esposa Isabel Brant es un cuadro del pintor flamenco Pedro Pablo Rubens. Se trata de una pintura al óleo sobre lienzo sobre madera. La pintura es un retrato doble a tamaño casi natural de la pareja sentada ante un arbusto de madreselva, que simboliza el amor y la fidelidad conyugal. Las manos derechas unidas (junctio dextrarum) indican que ya estaban casados. Es aproximadamente el centro del cuadro y traza una diagonal con la pierna izquierda del artista y el brazo también izquierdo, que parece sostener la espada.


Rubens se deleita expresando con gran detalle las calidades de las telas, los encajes y bordados, así como los demás objetos representados, casi como si deseara demostrar su habilidad.​ De esta manera se refleja en su pintura la influencia de la pintura veneciana, en particular de Tiziano, por el colorido, como puede verse en el intenso azafranado de las medias del pintor, y el suntuoso tratamiento de las telas, como el minucioso bordado del corpiño de la mujer.​

Además, Rubens se representa a sí mismo como un caballero aristocrático con su mano izquierda sobre la empuñadura de su espada.

El cuadro presenta una luz dorada, típica del otoño, y recae principalmente en los jóvenes rostros de los recién casados.


martes, 6 de junio de 2023

El triunfo de Baco


 

El triunfo de Baco es una pintura del español Velázquez, creada en 1629 y conservada en el Museo del Prado. Es conocida popularmente como Los borrachos.

El cuadro lo pintó unos cinco años después de su llegada a Madrid procedente de Sevilla, y poco antes de su primer viaje a Italia. En los Sitios Reales Velázquez pudo contemplar la colección de pintura italiana del rey y hubo de quedar impresionado por los cuadros mitológicos con desnudos que tenía la colección, sumamente raros en su Sevilla natal; por lo cual se animó a tratar el mismo género, si bien con un enfoque muy personal.

El cuadro describe una escena donde aparece el dios Baco que corona con hojas de hiedra, a uno de los ocho borrachos que lo rodean; podría tratarse de un poeta inspirado por el vino.​ Otro personaje casi mitológico observa la coronación. Uno de los personajes que acompañan al dios miran al espectador mientras sonríen.

En ella se representa a Baco como el dios que premia o regala a los hombres el vino que los libera temporalmente de sus problemas. En la literatura barroca, Baco era considerado una alegoría de la liberación del hombre frente a su esclavitud de la vida diaria. Puede que Velázquez realice una parodia de dicha alegoría, por considerarla mediocre.

El dios está metido en la obra como una persona más dentro de la pequeña celebración que se representa pero proporcionándole una piel más clara que a los demás para reconocerlo con mayor facilidad.

La escena puede dividirse en dos mitades. La de la izquierda, con la figura de Baco muy iluminada está cercana al estilo italiano inspirado en Caravaggio. Baco y el personaje que queda detrás aluden al mito clásico y están representados de la manera tradicional. Destaca la idealización en el rostro del dios, la luz declara que lo ilumina y el estilo más bien clasicista.​ La parte de la derecha, en cambio, presenta a unos borrachines, hombres de la calle que nos invitan a participar en su fiesta, con un aire muy español similar a Ribera. No hay en ellos ninguna idealización, sino que presentan rostros avejentados y desgastados. Tampoco se mantiene en este lado la clara luz que ilumina a Baco, sino que estas figuras están sumidas en un claroscuro evidente. Además, lo trata con una pincelada más impresionista.​

En esta obra, Velázquez introduce un aspecto profano en un asunto mitológico, en una tendencia que cultivará aún más en los siguientes años.

Hay varios elementos que dan naturalismo a la obra como son la botella y el jarro que aparecen en el suelo junto a los pies del dios, o el realismo que presenta el cuerpo de este. Jugando con los brillos consigue dar relieve y texturas a la botella y al jarro creando un parecido con el bodegón. Estas jarras son muy similares a las que aparecen en cuadros pintados por Velázquez durante su etapa sevillana.


miércoles, 5 de abril de 2023

El columpio

 




Los felices azares del columpio o, simplemente, El columpio es el cuadro más conocido del artista francés Jean Honoré Fragonard y una de las obras más representativas del rococó, realizado en 1767. Es una pintura al óleo sobre lienzo con unas dimensiones de 81 centímetros de alto por 65 cm de ancho. Se conserva en la Colección Wallace, en Londres (Reino Unido). Un rico barón encomendó este cuadro a Fragonard como homenaje a su amante. Se cuenta que inicialmente el encargo era para otro pintor ahora poco conocido, Gabriel François Doyen, pero este lo rechazó por su atrevimiento. Se ha convertido en el símbolo de toda una época, el Rococó, por su refinamiento y sensualidad.

Representa una escena galante en un ambiente idílico. Una chica en un frondoso jardín se balancea en el columpio que empuja con dos cuerdas un hombre mayor sonriente (seguramente su marido) sentado detrás en un banco de mármol junto a una estatua con dos cupidos y un delfín, alusión a la diosa Venus y su nacimiento en el mar, enfatizando la temática amorosa de la escena, mientras que abajo, a la izquierda, aparece un joven cuyo punto de vista le permite mirarla por debajo de la ondeante falda. El marido queda relegado a la sombra, mientras que el joven (amante de la mujer) luce en primer plano, entre los arbustos y flores. El primero desconoce la presencia del intruso, aunque delante del hombre mayor, en la esquina inferior derecha, el perrito de la dama ladra.

El joven se encuentra recostado a los pies de una escultura de Cupido. Dicha figura esconde una pista: pide silencio con un dedo en sus labios, lo que alude al secreto. El amante muestra una expresión de arrebato, como si hubiese recibido una revelación, de carácter en este caso puramente terrenal. La muchacha le corresponde mirándole fijamente. El impulso del movimiento ascendente la lleva a levantar la pierna izquierda, y su zapato sale volando.

Se ha captado el momento del máximo balanceo del columpio, pues un instante después este volverá hacia atrás, hacia el hombre de mayor edad, representando así “un segundo de arrebatamiento erótico, tan voluptuoso y frágil como el Rococó mismo”. 

Este estilo de pintura "frívola" pronto se convertirá en objetivo de los filósofos ilustrados, que exigían un arte más serio que mostrara la nobleza del hombre, lo que conducirá al Neoclasicismo.


lunes, 13 de marzo de 2023

El recién nacido


 

El recién nacido (en francés, Le Nouveau-né), es una de las pinturas más conocidas del pintor francés Georges de La Tour. Está realizado en óleo sobre lienzo. Es una obra que data del periodo 1645-1648. A veces es conocida esta obra con el título de La Natividad, pues se trata de un cuadro enigmático del que no se sabe si representará el nacimiento de Jesucristo, con la Virgen María, el Niño Jesús y Santa Ana. Es usual en Georges de La Tour tratar los temas religiosos como si se tratara de una escena de género.

La composición es sencilla: dos mujeres, una de frente y otra de perfil, y en brazos de la primera un recién nacido. Una luz rojiza ilumina los rostros, dejando en penumbra el resto del cuadro. Sólo la cabeza del niño y el pecho de la mujer de perfil están iluminados con color blanco.

miércoles, 8 de marzo de 2023

Los poetas contemporáneos. Una lectura de Zorrilla en el estudio del pintor


 

Los poetas contemporáneos. Una lectura de Zorrilla en el estudio del pintor es un óleo sobre lienzo del pintor romántico español Antonio María Esquivel. Fue pintado en 1846 y se encuentra en el Museo del Prado de Madrid (España).​ Fue concebido por su autor como un mosaico iconográfico de los círculos de poder del parnaso isabelino.

Este cuadro, considerado el más famoso de Esquivel y escaparate del Romanticismo español, se presentó en 1846 en la exposición anual de la Real Academia de San Fernando. Aparecen posando los principales representantes de la literatura del romanticismo en España, con motivo de una imaginaria reunión, y como reflejo de uno de los más influyentes círculos artísticos madrileños, el Liceo Artístico y Literario, frente al todopoderoso clan Madrazo. La escena se enmarca en el estudio del pintor, un salón iluminado por la luz lateral de un gran ventanal, y las paredes, imitando quizá las antiguas galerías de colecciones privadas, aparecen cubiertas, de una forma casi abigarrada, con lienzos, algunos pintados por el propio Esquivel y pertenecientes a su colección particular, obra de maestros de la pintura española. Entre los temas o motivos se reconocen el Juicio Final, Colón ante los Reyes Católicos, el Martirio de San Andrés, y una Inmaculada.​ Junto a las esculturas, a ambos lados, hay dos retratos destacados, el Duque de Rivas a la izquierda y Espronceda a la derecha, objeto quizá de la lectura, como homenaje póstumo.

Imitando el esquema de gabinete del barroco flamenco, la minuciosa descripción de los personajes convocados queda centrada doblemente por el poeta y dramaturgo José Zorrilla, que lee unas cuartillas, y por el propio pintor que se autorretrata ante el caballete, provisto de paleta y pincel. Una cartela que acompaña al cuadro, permite identificar a sus protagonistas:​

Los nueve personajes sentados son, de izquierda a derecha, Juan Nicasio Gallego, Antonio Gil y Zárate, Bretón de los Herreros, Antonio Ros de Olano, Francisco Javier de Burgos, Francisco Martínez de la Rosa, Ramón de Mesonero Romanos, el duque de Frías y Agustín Durán.

También de izquierda a derecha, parados en pie, posan: Ferrer del Río, Hartzenbusch, Rodríguez Rubí, Gil y Baus, Rosell, Flores, Bretón de los Herreros, González Elipe, Escosura, el conde de Toreno, Pacheco, Roca de Togores, Pezuela, el duque de Rivas, Tejado, Amador de los Ríos, Carlos García Doncel, el mencionado José Zorrilla leyendo, Güel y Renté, Fernández de la Vega, Ventura de la Vega, Luis de Olona, el propio pintor, el actor Julián Romea, Manuel José Quintana, José María Díaz, Campoamor, Manuel Cañete, Pedro de Madrazo y Kuntz, Fernández Guerra, Cándido Nocedal, Romero Larrañaga, Asquerino y Manuel Juan Diana.


domingo, 5 de marzo de 2023

La Piedad del Vaticano o Pietà

 


La Piedad del Vaticano o Pietà es un grupo escultórico en mármol realizado por Miguel Ángel entre 1498 y 1499. Esta obra es de bulto redondo.

La Virgen María, joven, bella y piadosa, cuyas vestiduras se expanden con numerosos pliegues, sostiene a Cristo muerto y que, intencionadamente, aparenta mayor edad que la madre, en una composición triangular sosegada, llena de ternura y que muestra el dolor de una madre al ver a su hijo muerto en sus brazos. La juventud de la Virgen María es muestra del idealismo renacentista: se trata de representar el ideal de belleza y juventud, una madre eternamente joven y bella. La obra fue encargada por el cardenal de Saint Denis, Jean Bilhères de Lagraulas, benedictino, embajador del monarca francés ante la Santa Sede, al que el autor conoció en Roma. El contrato entre el cardenal y el artista se firmó el 26 de agosto de 1498, y en él se estipulaba, además del pago de 450 ducados de oro, que habría de estar terminada antes de un año, y en efecto, dos días antes de cumplirse el plazo la obra maestra ya estaba terminada, cuando el cardenal había muerto unos días antes, por lo que su primer emplazamiento fue sobre la propia tumba del prelado en la Capilla de Santa Petronila del Vaticano. La Piedad fue trasladada entre el año 1749 y 1750 a su ubicación actual en la Basílica de San Pedro, la primera capilla a la derecha.

Fue la primera vez que el artista abordaba este tema iconográfico, luego repetido a lo largo de su vida con diversos tratamientos, que ponen de manifiesto su evolución artística y espiritual. La última de esta serie de Piedades sería la denominada Piedad Rondanini, que dejó inacabada al caer enfermo y morir, y cuyo patetismo, que anticipa el barroco, nada tiene que ver con la serenidad clásicamente renacentista de esta obra de juventud.

Cuando la obra fue finalizada y entregada, algunos pusieron en duda que hubiera sido Miguel Ángel el verdadero autor de la misma, dudando de él por su juventud. Al enterarse, Buonarroti, en un arranque de furia, grabó a cincel su nombre en la escultura, siendo esta la única obra firmada del artista. En la cinta que cruza el pecho de la Virgen puede leerse: “Michael A[n]gelus Bonarotus Florent[inus] Facieba[t]”.

En esta escultura predominan las armonías de contraste. Hay tres:

Primera armonía: Los ejes del cuerpo de Jesús (líneas quebradas) se contraponen a los pliegues curvilíneos y angulados de los vestidos de la Virgen María.

Segunda armonía: El brazo derecho de Jesús cae inerte. Este se contrapone al brazo izquierdo de la Virgen, que está lleno de vida y conmiseración.

Tercera armonía: Los pliegues de la Virgen con oquedades forman contrastes de claroscuro. Estos se contraponen a las superficies claras y lisas del cuerpo de Jesús, expresados en "sfumato".


jueves, 2 de marzo de 2023

La familia de Felipe V


 

La familia de Felipe V es un cuadro de Louis Michel van Loo, pintado en 1743, que representa al rey Felipe V de España con su familia. Los personajes del retrato se dividen en tres grupos. A la izquierda están el príncipe Fernando y su esposa Bárbara con la infanta Mariana Victoria, esposa de José I de Portugal. El grupo central lo integra el rey y la reina Isabel de Farnesio, apoyada en el cojín que sostiene la corona, símbolo inequívoco de su gran poder. En medio de ellos aparece su hijo el Cardenal-Infante don Luis, más tarde conde de Chinchón, a lado de los monarcas se encuentran el duque Felipe I de Parma y su esposa Luisa Isabel de Borbón, hija de Luis XV.

En el suelo juegan las infantas Isabel de Borbón-Parma (derecha) y María Isabel Ana de Borbón (izquierda), nietas de los reyes, siendo hijas de los infantes Felipe y Carlos respectivamente. Por último, en el lado derecho de la composición se encuentran el infante Carlos, por entonces rey de Nápoles y Sicilia, y su esposa María Amalia de Sajonia, con las infantas María Teresa Rafaela (esposa del delfín de Francia, Luis) y María Antonia Fernanda, futura reina consorte de Cerdeña. en una breve mirada a la obra se puede observar a prácticamente toda la familia de Felipe V.

La llegada de Van Loo coincidió con un cambio de estilo artístico en España, pues Felipe V, francés, introdujo varios aspectos del barroco galo. La retratística española, en la línea de Velázquez y Sánchez Coello, fue sustituida por un estilo colorista, recargado y lleno de detalles.

Un amplio y teatral conjunto de cortinas rojas enmarca un balcón, donde una orquesta interpreta un concierto. Mientras, el rey y su familia escuchan la música en un amplio salón que da paso a un jardín.

Van Loo realiza con extremo detalle las telas y los adornos de los personajes, elementos inspirados en la escuela flamenca. El pintor goza de todas las confianzas de Felipe V, pues supo sintetizar el estilo oficial, con reminiscencias de Rubens y Van Dyck, con un sello adulador clásico del rococó francés. Además, el artista capta las emociones y los rasgos psicológicos de los personajes. En palabras de Juan J. Luna, «se busca la representación de la majestad regia con los atributos que le pertenecen, el sentido de gloriosa continuidad dinástica y la pompa que rodea su poderío, expresada con suntuosa fastuosidad».

Fue una obra preparada durante muchos años, como evidencian varios bocetos que se conservan en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Al respecto, Van Loo introdujo algunos cambios: la infanta María Antonia, en lugar de estar en primer plano, se situó detrás de la esposa de Carlos III y el espacio central se rellenó con las nietas de Felipe V.

Es la gran obra de Van Loo, que marca su realización como retratista y le permite forjar su propio estilo, que bebe de las aportaciones de Hyacinthe Rigaud, Pierre Mignard y la escuela italiana.