El ferrocarril, también
denominado Gare Saint-Lazare, es una pintura de 1873 de Édouard Manet. Es la
última pintura de Manet de su modelo favorita, la también pintora Victorine
Meurent, quien también fue modelo para sus obras anteriores Olympia y el
Almuerzo sobre la hierba.
Meurent está representada sentada
en el lado izquierdo de la composición, delante de una verja de hierro cerca de
la estación Saint-Lazare en París. La mujer pensativa lleva un sombrero negro y
un vestido azul profundo con ribetes en blanco, y mira hacia el espectador,
mientras un cachorro dormido, un abanico y un libro abierto descansan en su
regazo. Junto a ella hay una niña de pie, modelada por la hija del vecino de
Manet, Alphonse Hirsch, en cuyo jardín, cercano a los andenes de la estación,
se pintó la obra; una figura contrasta ante con un vestido corto blanco con un
gran lazo azul, de espaldas al espectador, agarrada a la verja mirando con
admiración a través de las barandillas mientras un tren pasa por debajo de
ellas camino a la estación. La cinta negra en el cabello de la niña hace eco de
la cinta negra alrededor del cuello de la mujer. La viva curiosidad de la niña
contrasta con la melancolía de la mujer, consciente de su propia madurez, a
quien no interesa la llegada de la locomotora, aunque interrumpa un momento su
lectura. En lugar de elegir la vista natural tradicional como fondo para una
escena al aire libre, Manet optó por la cerca de hierro que "se extiende
por el lienzo". La única evidencia del tren es su nube blanca de vapor.
Al fondo se pueden ver modernos edificios de apartamentos, incluida la casa de
la rue de Saint Pétersbourg cercana a la Place de l'Europe donde Manet tenía su
estudio desde julio de 1872, cuya puerta queda justo detrás de la cabeza de
Meurent, y también una caja de señales y el Pont de l'Europe.
La disposición comprime el primer
plano en un foco estrecho, separado del fondo por la hilera de barrotes, de
modo que el espectador se sitúa al mismo nivel que las protagonistas y, por
tanto, observa la escena de este lado de la verja. Se ignora la convención
tradicional del espacio profundo. Esta solución, muy rompedora, no fue nada
apreciada por los críticos, aún atados a la perspectiva tradicional,
dedicándole críticas envenenadas: "¡Estas desdichadas mujeres, viéndose
así pintadas, quisieron huir! Pero él, previsor, puso una reja que cortaba toda
posibilidad de escape".
Sobre el parapeto de piedra a la
derecha hay un racimo de uvas, lo que quizás indique que el cuadro fue
realizado en otoño. El perro es una referencia a la Venus de Urbino de Tiziano;
Manet admiraba al viejo maestro veneciano y ya se había hecho eco anteriormente
de la composición de Tiziano en su Olympia.