Toro Farnesio es la denominación
historiográfica de la mayor escultura en bulto redondo de la antigüedad clásica
que ha llegado hasta la actualidad. Su tema es el suplicio de Dirce, a la que
los hijos de Antíope (Anfión y Zeto), deseando vengar las ofensas a su madre,
ataron a un toro salvaje que la arrastró hasta matarla.
La composición es piramidal,
dentro de la que se establecen líneas helicoidales de tensión ascendente sobre
una base paisajística (o "fondo alejandrino", al ser característica
de la denominada escuela alejandrina de la escultura helenística, frente al
"fondo ático" o neoático). Las figuras secundarias (un perro, un niño
y una segunda figura femenina -que representa posiblemente a Antíope-) han sido
identificadas a veces como adiciones posteriores.
Se identificó inicialmente como
la escultura a la que se refirió Plinio el Viejo en su Naturalis Historia, que
fue tallada en un solo bloque de mármol por los escultores Apolonio de Tralles
y su hermano Taurisco, de la escuela de Rodas (ca. 130 a. C.); y fue llevada a
Roma desde la isla griega de Rodas como parte de la fabulosa colección de arte
y esculturas propiedad de Gayo Asinio Polión, un político romano de finales del
siglo I a. C., que las exhibía en su famosa biblioteca. En algún momento fue
expuesta en la Domus Aurea. La obra fue muy estimada e imitada, existiendo un
fresco pompeyano con la misma composición (en la Casa de los Vettii) y varios
mosaicos (hallados en Écija, Sagunto y Pola).
Actualmente se considera que muy
probablemente la escultura hallada en las Termas de Caracalla no es el original
griego, sino una versión romana tardía y muy restaurada, con adiciones que
desvirtuarían la composición inicial; aunque se sigue apreciando el fuerte
dinamismo que proporciona la forma serpentinata y el gran realismo
animalístico.